...desde la antiguedad
El ayuno es la terapia más antigua utilizada por el hombre, ya que mucho tiempo antes del desarrollo de la medicina, éste dejaba de comer instintivamente cuando se sentía enfermo. Aun regidos por su instinto, los animales actúan de la misma manera y una vez recuperada la salud vuelven a comer.
Es esencial que hoy más que nunca recordemos el gran valor de realizar ayunos frecuentemente, ya que estamos viviendo en un tiempo en donde los hábitos alimenticios están propiciando que llevemos una vida contaminada e insana que está dañando progresivamente nuestro organismo.
En ocasiones, el mismo cuerpo manifiesta una pérdida de apetito cuando el aparato digestivo se encuentra sobrecargado, en cuyo caso no debemos forzarnos a comer, pensando que si no lo hacemos podríamos generarnos más problemas. Es oportuno observar las posibles causas de esta falta de apetito y de no tener la certeza de que sea un sobrecargo o algun síntoma de intolerancia a algún alimento, lo mejor será consultar con el médico o especialista para determinar la causa real de este problema y poder tratarlo adecuadamente.
Dos procesos son imprescindibles para que podamos subsistir: la nutrición y la eliminación. Al simplificar el primero, activamos el segundo; por tanto, el objetivo del ayunar es dar la oportunidad al organismo de descansar del trabajo de digerir alimentos para que, de este modo, se pueda concentrar en las actividades de depuración y eliminación de elementos, los cuales por una u otra razón permanecen aun por años sobre todo en los intestinos causando problemas en el funcionamiento orgánico que más tarde originará enfermedades.
Así, desde el punto de vista naturista, ayunar no es simplemente dejar de comer; es llevar a cabo un programa nutricional específicamente depurativo y organizado por tiempos, para propiciar la depuración de todos los sistemas de nuestro cuerpo, especialmente en los órganos que funcionan como filtros (hígado, riñones, intestinos, etc).
Hay varias formas de realizar un ayuno. El más común es de 24 horas (un día) y generalmente se hace cuando tenemos un poco recargado el estómago y sentimos que no podemos digerir bien los alimentos. Sin embargo, la manera más efectiva de obtener resultados significativos es cuando se realiza un ayuno de tres ó más de tres días consecutivos, ya que el organismo, al verse privado de nutrimentos, sobre todo proteínas y grasas, comienza a quemar y digerir sus propios tejidos. Pero lo verdaderamente importante es que primero inicia con la descomposición y la quema de los tejidos y las células enfermos, viejos y dañados, de toda la basura orgánica de nuestro cuerpo. He aquí el verdadero valor del ayuno.
Estos desechos metabólicos excretados por los órganos de limpieza del organismo (pulmones, hígado, riñones, piel) son los responsables de que durante los días de ayuno, se presenten los siguientes síntomas: mal aliento, evacuaciones fétidas, erupciones en la piel, transpiración excesiva y maloliente, orina oscura, mucosidades, entre otros. Pero no debemos alarmarnos, debemos entender que esto es parte de la desintoxicación del cuerpo y es algo positivo para nuestro organismo.
El ayuno a base de frutas o verduras es muy efectivo, ya que presenta la ventaja de contener buenas cantidades de fibra, lo cual ayudará en el trabajo de descomposición y limpieza intestinales, además de que estimula la eliminación de desechos y ácidos inorgánicos como el ácido úrico; aunado a la acción del pH alcalino y el gran contenido de vitaminas y minerales de los jugos que colaborarán en el proceso de curación.
Al ayunar se toma, como único alimento durante todo el día, el jugo cada dos horas o la fruta indicada cada tres horas, aproximadamente, o cuando se sienta apetito. También puede tomar té de manzanilla endulzado con miel y/o agua.
Es importante considerar que tomar aire puro, baños de sol, la relajación y el ejercicio moderado son de vital importancia durante el ayuno.
- Jugo de zanahoria, apio y betabel.
- Licuado de alfalfa, perejil, piña y miel.
- Jugo de naranja licuado con guayaba y miel. Se debe colar.
- Jugo de toronja licuado con xoconostle, nopal y un trozo de pulpa de sábila.
- Medio vaso de jugo de limón licuado con 3 dientes de ajo y 5 ramas de perejil.
- Jugo de zanahoria, apio, betabel con sus hojas, ajo y pepino.
- Licuado de berros con limón y miel.
- Licuado de alfalfa y piña con limón y miel.
- Jugo de naranja licuado con papaya y miel.
- Jugo de piña licuado con apio, perejil y lechuga.
- Jugo de piña y chayote. Especial para los riñones.
- Jugo de jitomate licuado con berros.
- Manzanas licuadas con un poco de jugo de naranja o agua.